Apuntes sobre obras de Luvier Casali
Silencios, Ecorchés, Ire, Changement de peau, Exit.
En un museo de Londres hay « el valor de un hombre » : una larga caja /ataúd, con numerosas casillas, donde hay: almidón, fósforo, harina, botellas de agua, de alcohol y grandes pedazos de gelatina fabricada. Soy un hombre semejante.
Stéphane Mallarmé. Carta a Eugène Lefébure lunes 27 de mayo de 1867
Los cuerpos planean sobre la superficie del papel pero no despegan, la imagen está presa en el soporte.
En la serie de los Ecorchés (desollados), ninguna elevación mística – y en la mezcladura de figuras, de extractos del cuerpo, la calavera y los huesos están aquí también para recordárnoslo, de modo implacable, y rebajarlo todo a la superficie.
Ningún dualismo cuerpo / alma. Lo que está al interior del cuerpo aparece en rojo como la sangre. Lo que está escondido sigue siendo materia. Los dibujos se sobreponen, se puede rebuscar más lejos no se encontrará nada, nada más que los huesos, los órganos, músculos y vísceras, nervio y sangre, y la piel que lo cubre todo como un delicado papel ajado, surcado de una multitud de pliegues y asperezas.
La aparición del ptyx
En su famoso poema (Ses purs ongles très haut dédiant leur onyx…), Mallarmé intenta una interpretación del vacío, de la nada. Lo tomaba muy a pecho, construir rimas en ix, y formular este famoso hápax que sería el apogeo de esta interpretación: le ptix. Los lingüistas no tardaron, luego, en encontrarle una significación (en griego, ya que la palabra no existe realmente en francés): el pliegue
Por casualidades, el pliegue ocupa una parte muy importante del trabajo y el procedimiento artístico de Luvier Casali.
¿Son estos intersticios dejados vírgenes, o sea el blanco en el papel, la matriz, la esencia misma de lo que se dibuja, se hiende y estalla?
Al contrario, asistimos a una revelación por la nada, de una nueva fotografía de la obra, en …Silencios.
Las figuras laceradas, inmersas en sus diminutos ataúdes de acrílico, empiezan un proceso de putrefacción, pronto, paradójicamente, micro-organismos van a dar vida a una obra, alterándola, aniquilándola. Todo se transforma, nada se pierde. La representación de la figura humana que tiende a rajarse, dislocarse, tendrá a lo largo del proceso el mismo destino que su modelo.
Lo cierto es que el dibujo de Casali, el abotagamiento del trazo, de las tintas y por extensión, el de la figura, está en completa filiación con cierta tradición del arte pictórico sudamericano, en el cual la figura humana es muchas veces el asunto central, y la muerte una de las preocupaciones naturales, liberado del misticismo preponderante en la iconografía europea.
Cuerpo- catástrofe
Sin embargo, en la representación de los cuerpos, las selecciones estéticas, técnicas y la reflexión sobre el material que varía de una serie a otra de la obra, y particularmente en las dos series que hemos mencionado anteriormente, el artista no se complace en una demostración mórbida de los cuerpos, más bien tiene un enfoque poético, sensible, por lo tanto complejo de su asunto.
El testimonio fotográfico de la secuencia proyectada en video (tanto como la obra video por otra parte), Changement de peau, es un ejemplo consistente. La mezcladura de los cuerpos, la posición fotografiada recuerda la famosa muñeca de Hans Bellmer, pero no la muñeca de papier mâchée y madera del artista alemán, aquí es un cuerpo vivo, hecho de carne, paroxismo de la expresividad artística.
La obra de Casali es últimamente expresiva, los cuerpos están hincados en lo vivo. Sí, ¿qué escapatoria? Salida hacia arriba nos informa la instalación Exit. ¿Pero qué? ¿Quién puede tomar este pasillo? Hay una respuesta evidente: nuestra tradición judío-cristiana nos enseña que sólo el alma se eleva hacia los cielos y podrá coger esta salida. El cuerpo se quedará clavado en el suelo. Nos quedamos y quedaremos, cualquier cosa que ocurra, implacablemente clavados en el espacio de la galería!
¿Cuál es la salida entre el suelo del espacio de la galería y el techo de ésta que podemos pisar? Hay este pasillo inaccesible, « pliegue » de la instalación.
Una vez más a través del pliegue, de un pasillo o de la luz, se imprime aquí la vida en el vacío absoluto que se sitúa entre + lo infinito y – lo infinito. Dos rieles de un ferrocarril que nunca se juntan, sólo en nuestra visión.
El valor de un hombre
Bolsas de perfusiones, que contienen el elemento necesario a la vida, conectadas, por largos tubos traslúcidos por donde corre el líquido, a unas palabras, un poema. En lo esencial somos seres semejantes a esto.
La vida reducida a su más simple expresión, unicelular, clínica, como en el .estado de muerte cerebral. O como medusas. Una frase bajo perfusión. Las palabras, única relación con la realidad: no existe la muerte, sólo existe la palabra muerte, la palabra muerte es la realidad, nuestra indefectible relación al mundo es la palabra que sugiere este despegue de sí por respecto al mundo, y nos eleva de modo tan abusivo hacia-en lo religioso.
Régis Guigand
Rennes, 2010